La amputación es uno de los procedimientos quirúrgicos más antiguos de la medicina. La primera mención conocida se encuentra en el Código de Hammurabi, escrito en 1700 a.C. Los principios quirúrgicos originales fueron descritos por Hipócrates (460-370 a.C). En la actualidad la mayor calidad lograda en los diversos aspectos del acto quirúrgico, como la hemostasia, la anestesia, los antibióticos y los procedimientos de microcirugía, han mejorado de forma impresionante los resultados. Para la población en general la amputación aún es considerada como una secuela injustificada o falla del tratamiento.
Para evitar tal escollo la responsabilidad de su realización debe recaer en el cirujano más experimentado del equipo quirúrgico, que utilice técnicas de cirugía reconstructiva de alta calidad, con la mira en obtener los mejores resultados y brindar la mayor calidad posible del muñón, que permita la adaptación de la prótesis más adecuada en su caso, y así, alcanzar la máxima calidad de vida posible después de efectuada.
Epidemiología
Se calcula que a nivel mundial se realizan 2 800 amputaciones a diario. En Estados Unidos se practican cerca de 86 000 amputaciones cada año y en México la Academia Mexicana de Cirugía señaló en 2012 la realización de 75 amputaciones/día, lo que significa 27 375 amputaciones/año; el Instituto Mexicano del Seguro Social indicó que en 2013 se efectuaron 75 000 amputaciones en la República Mexicana. Se calcula que 15 a 28% de los pacientes amputados de la extremidad pélvica requerirán amputación contralateral en un lapso no mayor de 3 años. De las personas de la tercera edad sometidas a amputación de la extremidad pélvica solo 50% sobrevive los primeros 3 años. Hasta 1965 la relación de amputaciones supracondileas/infracondileas (arriba de rodilla/debajo de rodilla) era de 70:30; 25 años más tarde la utilidad de conservar la rodilla ha mostrado un cambio de 30:70, lo que significa un enorme avance en la calidad de vida del paciente.
NIVELES DE AMPUTACIÓN
Según la clasificación de la American Academy of Orthopaedic Surgeons las amputaciones a través del muslo y la pierna se denominan, respectivamente, transfemoral y transtibial; las amputaciones que se realizan a través de las articulaciones de rodilla y tobillo se designan como desarticulación de rodilla y de tobillo cada una. El aspecto más importante por considerar en la amputación de la extremidad pélvica es que a mayor altura de la amputación existe un mayor gasto de energía para efectuar la marcha y, al mismo tiempo, a mayor altura de la amputación la velocidad de la marcha disminuirá y el consumo de oxígeno se incrementará. Como consecuencia, en la mayoría de las personas a las que se practica una amputación transtibial el costo energético de la marcha es 25% mayor que el requerido para una persona sin amputar, mientras que para un paciente al que se hizo amputación transfemoral el costo energético resulta ser inclusive 65% mayor que el que requiere el miembro no amputado. Si a ello se agrega una enfermedad sistémica o cardiopulmonar resultará difícil conservar la independencia de la marcha.
Niveles de amputación en la extremidad pélvica
La amputación de la extremidad pélvica7 es casi siempre el tratamiento planeado (de elección) para una extremidad no reconstruible o funcionalmente no satisfactoria. Debe ser realizada con el mayor cuidado y se le considerará más como cirugía reconstructiva que ablativa.
- HEMIPELVECTOMÍA
- DESARTICULACIÓN DE CADERA
- TRANSFEMORAL
- DESARTICULACIÓN DE RODILLA
- TRANSTIBIAL
- DESARTICULACIÓN DE TOBILLO
- TRANSMETATARSIANAS
Amputaciones Miembro Torácico
Las amputaciones de la extremidad torácica (sin incluir las de los dedos) representan 3 a 15% de todas las amputaciones, se practican con una frecuencia aproximada de 20 veces menos ocasiones que las de la extremidad pélvica. Los traumatismos son su causa más común, excepto en el caso de la desarticulación del hombro o la amputación de la cintura escapular, en que los tumores malignos son la principal indicación. En términos generales se debe conservar la máxima longitud posible, ya que la prótesis no puede reemplazar la sensibilidad de la mano, y la función de la prótesis disminuirá cuanto más alto sea el nivel de amputación.
La pérdida de una extremidad torácica conlleva 50% de discapacidad, la de una mano genera 45% de disfunción, y la amputación del pulgar ocasiona 23% de discapacidad de esa mano. La complicación principal en las amputaciones de la extremidad torácica es la formación de neuromas.
- Hemiescapulotorácica
- Desarticulación de hombro
- Transhumeral
- Desarticulación de codo
- Transradial
- Desarticulación de muñeca
- Transmetacarpiana